El viejo se despierta, como siempre, antes de amanecer. Allí se levantaría en seguida,
para su ronda matinal: pisar la tierra húmeda todavía del relente nocturno, respirar aire
recién nacido, ver ensancharse la aurora por el cielo, escuchar los pájaros... Allí sí, pero
aquí...
Fragmento de la Sonrisa Etrusca.
Retrato y textos: Jose Luis Sampedro. |
Ya noto la sal"