Una intuición mirada.


Todos tenemos un ser dormido que quiere despertar a la realidad tal como es
y en este blog las imágenes, la música y la palabra son su principal vía.








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RUDOLF BONVIE.
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sábado, 14 de diciembre de 2013

'Lettre pour Beatrice' de Germán Díaz.



video

Ya que no es con los ojos...

























Acepta la espera, para no tropezar con tu mirada.
la espera cóncava , es decir, sin que llegue… 
ya que no es con los ojos, si no con la luz que será,
 que fue un día.


Acepta el pájaro que fuiste, que recorrio el laberinto iluminado.
Así creamos el fuego, cercamos tu cuerpo, el mío,
como si fueran sólo un solo cuerpo, un solo fuego.

Lo cercamos en la noche, no puedes entrar, no puedo salir.
No supe el límite.

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Fotografías: Anna Paola Guerrain 


martes, 3 de diciembre de 2013

Mirar detrás del espejo...

Aunque todavía es más fundamental –y primero- el aprender a mirar y también a ver, Lo primero es mirar: si no se mira bien, no se ve. La visión está sujeta al movimiento. No se ve si no se mira. "Para ver claro –decía Saint-Exupéry-, basta cambiar la dirección de la mirada". La mirada está más ligada al órgano de la vista, aunque aquí, como ya he anticipado, lo ampliamos también a la mirada del alma, o de la mente. 

Se puede mirar sin ver. Como dice Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas: "' La miró sin verla'. Esto ocurre, ¿pero cuál es el criterio para ello? Hay justamente toda clase de casos". Uno puede mover la cabeza, junto con todo su cuerpo, e incluso, al menos aparentemente, dirigir la mirada y, sin embargo, no ver nada, o prácticamente nada de lo que podría ver. 
¿Cómo se aprende a mirar? Se aprende a mirar, mirando, así como se aprende a pensar pensando. El ejercicio es el principal maestro. De ahí que pueda decirse que la visión no aprende sino de sí misma. 

Cuando, por los motivos que sea, esta capacidad se ha ejercitado mal o está sujeta a diversas distorsiones, aprender a mirar significa mirar de nuevo, como si las cosas apareciesen por primera vez a la luz del sol. Aprender a mirar significará, también, detenerse en lo sencillo y en lo habitual. La mirada humana más penetrante es la que detecta el carácter extraordinario de lo más común. "Quiera Dios conceder penetración al filósofo en aquello que está ante los ojos de todos", escribía Wittgenstein, a lo que, en el supuesto de que en esa frase se haga un uso restringido de la palabra "filósofo", cabría añadir: "y no sólo al filósofo".

Aprender a mirar es, fundamentalmente, aprender a prestar atención. Es corriente decir: "si prestas atención, verás que…". Tal es la clave: el prestar atención es condición y camino hacia el darse cuenta, hacia el ver o advertir algo.


 J.M. Esquirol.



























J.M. Esquirol es profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona. Son fragmentos del libro El respeto o la mirada atenta: una ética para la era de la ciencia y la tecnología.