«Veo, pero no con mis ojos.
Escucho, pero no con mis oídos.
Hablo y me hablan, sin el sonido de una voz.
Y me emociono hasta disfrutar de unas visiones
de inefable belleza que nunca he podido ver en el mundo físico.
[Mis visiones] refuerzan mi convencimiento
de que el mundo que crea la mente
a partir de incontables sugerencias
y experiencias sutiles es más bello
que el mundo de los sentidos.
que el mundo de los sentidos.
El esplendor del crepúsculo que pueden
mirar mis amigos al otro lado de las montañas rojizas
seguramente es estupendo.
Pero la puesta de sol de la visión interior
trae consigo un deleite más puro
porque es la más fervorosa mezcla
de belleza que podamos conocer y desear.»Helen Keller