Una intuición mirada.


Todos tenemos un ser dormido que quiere despertar a la realidad tal como es
y en este blog las imágenes, la música y la palabra son su principal vía.








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RUDOLF BONVIE.
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martes, 22 de enero de 2013

Que la luz cree la magia. Minor White.





Como si se encendiese una llama de luz en el interior que mostrase el “todo” con la mayor fidelidad posible. Dependiendo de la manera en que esa energía fluya, es la manera en que se puede captar la atención de los demás.

































Yo fotografío no aquello como es, sino aquello como SOY."









El fotógrafo siente que el mundo visual o que todo el mundo de los hechos se encuentra como escondido bajo envolturas. A menudo dobla una esquina diciéndose a sí mismo “aquí hay una foto”, y si no la consigue, se considera insensible. Puede buscarla día tras día hasta que la imagen se hace visible. Nada ha cambiado, excepto él mismo; aunque, para ser sinceros, algunas veces debe esperar hasta que la luz cree la magia.











El fotógrafo se proyecta en todo lo que ve, identificándose con todo para poder conocerlo y sentirlo mejor. Para alcanzar este estado en blanco es necesario un esfuerzo, quizá incluso una disciplina. Fuera de este estado, el fotógrafo ama y odia intensamente, y es consciente de las áreas de su indiferencia. Fotografía lo que ama porque lo ama, lo que odia como rebeldía.












Esto no es una experiencia aislada que sólo ocurre con la naturaleza; puedo equipararla con muchas otras experiencias mientras fotografiaba a personas. La duración de una sesión es lo que se tarda en llegar a una relación profunda de amistad con el sujeto. La cámara es mucho más que un dispositivo para registrar una experiencia entre dos personas.









Si caminase a lo largo de una manzana en estado de sensibilización y armonía con todo lo que viese, se agotaría antes de llegar al final y acabaría la película mucho antes.
Tal vez dicho estado mental pueda compararse con una tetera a punto de hervir. Un poco más de calor, una imagen vista, y la superficie se vuelve turbulenta.











 Posiblemente el trabajo creativo del fotógrafo consista en parte en alcanzar este estado mental. Llegar a él no es de ninguna manera automático. Puede ayudar el uso constante de la misma cámara con propósitos serios, de tal modo que la asociación de la cámara con la mano conduzca siempre a fotografiar. Pero ciertamente, una vez se ha alcanzado dicho estado, lo que ocurre posteriormente puede resultar incontrolado, como parece que debería ser.



Fotografías: Minor White.
Texto: Minor White, Fantasía del alféizar, Rochester, 1958