Una intuición mirada.


Todos tenemos un ser dormido que quiere despertar a la realidad tal como es
y en este blog las imágenes, la música y la palabra son su principal vía.








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RUDOLF BONVIE.
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lunes, 5 de noviembre de 2012

Dialogos con Matías Costa, Primera parte.



Conocí a Matías un fin de semana en el que estaba resfriado y su tempo era lento y la voz frágil. 
En ese encuentro se creó un ambiente familiar y  acogedor, pasamos dos días hablando, escuchando y mirando la vida a través de imágenes, palabras y silencios.
Nos mostró allí su mundo, sus metáforas y sus cuadernos de campo.



En una segunda ocasión hace ahora justo un año estuve
con Matías en una escuela de Madrid, para dialogar entorno a la fotografía, y encontré en él aún esa lentitud y fragilidad que atribuí anteriormente a su catarro, me di cuenta que al menos en parte esa era su forma de ver el mundo, acercándose poco a poco despacio, asomándose, pero mirándolo de frente.



 Comprendí mejor el por qué y cómo enfoca sus trabajos personales y encontré en su lenguaje particular, una vía poco habitual de mostrarnos a los demás, sin velos, tal como somos, desde nuestras incertidumbre, poniéndole cara a lo que no sabemos, a lo desconocido y sobre esa búsqueda  ir construyendo, encontrando... hallazgos del ver.






Como la frase de A. Camus de la entrada anterior, intento acercarme "...ciegamente junto a esos hombres silenciosos que no soportan esa vida que les hace el mundo, más que por el recuerdo o el refugio en el remanso de breves y libres felicidades"..."

                                                               
(A. Camus)




















Quería establecer una conversación con Matías a través del blog, en esta entrada le propuse que hablara con sus y imágenes y que nos contara como las escucha él.
























Es mi imagen de referencia en la serie The Family Project. 
Representa la forma en que la vida nos lleva por lugares imprevistos. 
Tiene que ver con el azar, pero también con el destino. 
Son las ramas de arboles en el parque Lezama, 
donde jugué mis primeros años de vida en Buenos Aires.
















El escaparate de una farmacia en la esquina de la casa
 donde nací en el barrio de Constitución en Buenos Aires, 
el día del niño. 
Me remite a una cultura, la argentina, en la que los niños son muy protagonistas. 
Y me gusta su paralelismo con algunas fotografías
 de los americanos de los años 70, que tanto me han cautivado.


















Es el interior del edificio de la Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires, donde se torturó y asesinó a miles de personas. Por estas escaleras bajaban a los detenidos para las sesiones de tortura.

 Me gusta la idea de que algo bello pueda contener una historia sórdida. La vida está llena de estas contradicciones.



Un parque de Minsk, Bielorrusia, en busca de mis raíces.

 La atmósfera, como dijo Pessoa, lo es todo.




Este es el jardín de la casa de Julio Verne en Le Crotoy, Francia. En este lugar tenía una pérgola donde se sentaba a escribir, con un cartel que dice ¨La Solitude”. Yo amo la soledad, la necesito cada día de mi vida, supongo que necesito estar conmigo con la misma intensidad que necesito estar con aquellos a los que quiero.
M.C.