Reconocía en la narración de los otros la vida que yo soñaba,
no sabía si también ellos la contaban como un anhelo o como algo que ya habían vivido en sí, pero entendía que fuera como fuera,
lo que vamos a vivir, ha de ser, es, en parte, lo que hemos soñado antes y que más tarde emprenderemos como una búsqueda de esas señales que nos despiertan.
Es la sensación de que acontece una melancolía inversa.
Ya que añoras lo que nunca has sentido,
lo que en ti y en tu mundo aún no existe, pero que sabes que está hay, invisible a los ojos, pero que aparece lentamente, solo hay que seguir su ritmo, abrirse a su tiempo.
Un tiempo convexo.